martes, 15 de abril de 2014

Sed


Yo pasaba mis tardes en el balcón tocando el piano, con el sol sobre mi espalda. El viento cálido volaba mis partituras dejándolas caer sobre la calle de adoquines. Tenia tantas que no me molestaba en bajar a buscarlas. Copias y copias de una misma composición. Mi esposa muerta hacia ruido en la cocina y yo creyéndola viva
reclamaba el té que no había pedido.

Corrí hacia atrás mi banco
, me levante y fui descalzo en busca de agua. Antes me detuve para observar  detras mio como el sol terminaba de ocultarse detrás de las sierras. Desde mi balcón también veía el bosque, hacia el sur. Y pequeñas estructuras blancas que yo creía, era el cementerio. El agua reflejaba luces sobre la pared, ahora me encontraba recostado en el sillón. La calidez de la tarde entrecerraba mis ojos..

Sentado sobre la roca mas incomoda temí por mi pueblo
sentía la llegada de antiguos demonios volando en círculos
sobre mi
sobre la tierra
levantando una polvoreda
sin visión me decidí a correr
seguro de un impacto
en busca del impacto

Desperté con el sonido del piano, ya era de noche. No me pregunte quien estaría tocando, mi esposa siempre lo hacia. Bebí un poco de agua, tome un lápiz y sobre la pared escribí:

la falta de temor al vértigo
la espina, cada una tiene su raíz
la distancia, el tramo
alimenta dos órganos
la planta el aire
sed sed
de una vez por todas
el salto sin caída

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